Antón García Abril. Málaga. 2000
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Antón García Abril. Málaga. 2000

Catálogo exposición “Elogio a la diferencia”. Colegio de Arquitectos de Málaga. Enero 2000


ENTRE EL SUEÑO Y LA OBSESIÓN

Antón García Abril

 

Siempre ha existido una vibración entre diferentes ámbitos ligados a la arquitectura, entre el pensamiento y la plástica. Esta condición subyacente existe en diferentes campos del arte y la arquitectura, y ofrece una mirada sesgada hacia el mundo de la plástica que permite una aproximación nueva al hecho arquitectónico. La Historia contemporánea es la historia de la interacción entre la arquitectura y la plástica, el arquitecto se ha visto obligado a conocer su medio, para transformarlo. En este campo del conocimiento se produce un efecto de suplencia ante el déficit de la experiencia directa y la definición conceptual. por tanto se puede hacer una lectura de cómo incide la plástica en paralelo a la representación en la arquitectura. La arquitectura moderna exige una relación directa entre obra arquitectónica y su concepto y la plástica asume un compromiso de singularidad con la mediación de la palabra a través de la forma y, sobre ellas, la idea creativa, que es la configuradora de la obra de arte.

 

Conocí a Ciria en la Academia de Bellas Artes de Roma, un entorno inigualable para compartir conversaciones y acciones que enriquecieran una visión conjunta de distintos aspectos artísticos que alimentamos en diversos viajes y tantas horas de animada convivencia a lo largo de un año. Entre los diferentes proyectos que se suscitaron, quisimos tapar el óculo del Panteón con una gran tela para, para desde la oscuridad y tomando como testigo unos objetos previamente situados en el plano del suelo expuestos al haz sesgado de luz, reflejar la construcción del tiempo al abrir de nuevo el óculo transcurrido un pequeño lapso y descubrir que los objetos inundados de la energía producida por la columna de luz de levedad máxima, eran otros. Desde la Casa Malaparte a la pintura de Giotto y Uccello, la mediación de imágenes históricas en constante alusión intemporal deconstruida se manifestaron activamente en la obra de Ciria, reflejándose en la magnífica serie denominada El Tiempo Detenido, desarrollada desde la distancia cronológica y la presencia de la historia en Roma.

 

Ciria conoce la escala de tiempo que define el momento en que se manifiesta activo, próximo a lo inmaterial y constructor del presente. Todas sus imágenes enlazadas no tienen lugar, pero sí ocupan tiempo. Y es esa experiencia temporal la que ayuda a la construcción de la obra de este artista y a su justificación. Ciria transforma la realidad, una materia previa y prima, y opera con ideas abstraídas desde parámetros esenciales de gran rigor. Su pintura de movimiento y luz plasma con ironía gestos de gran presencia material, plantea la abstracción unida indisociablemente a la accidentalidad y a un automatismo controlado que en propias palabras del autor refleja el mundo contemporáneo instalado en la metáfora, la fragilidad, lo inestable, el tránsito, el residuo, el proceso, la obra inacabable, el tiempo detenido.

 

Compartió con nosotros en Roma unos días inolvidables Alberto Campo Baeza, pensionado de honor mientras se exponía su obra en las salas de La Academia, descubriéndonos una lectura atemporal de la arquitectura romana y las referencias constantes a su propio trabajo -la materialidad de la luz en la arquitectura, y el color que surge del blanco certero es la pura existencia del espacio arquitectónico. A su lado el triunfo del expresionismo abstracto de Ciria, predicado de su obra artística. Ciria como gran conocedor de la historia, es sensible a las disciplinas adyacentes a su propia creación. La desestabilización plástica que propone José Manuel Ciria está sujeta a una poderosa geometría de composición clásica, supeditada a mecanismos de inspiración poética que reflejan a su vez, la realidad interior, coherente con su discurso de la abstracción deconstructiva automática, encontrándose su obra ya enraizada en la tradición contemporánea.

 

Ahora, el sueño y la obsesión, el rigor y la creatividad, en este Elogio a la diferencia.